Harry Potter y la piedra filosofal
¿Qué voy a decir a estas alturas del primero de Harry Potter? Poco se puede decir de él… y si estoy escribiendo esta entrada es solo para seguir avanzando en el reto anual, que está a punto de terminar.
Hace un par de semanas vi que cambiarían las portadas de los dos primeros libros y que poco a poco irían cambiando las demás. No he encontrado la portada nueva y juraría que me la había guardado, así que he ilustrado la entrada con la portada que a mí me parece más bonita, la de la edición que sacó Scholastic hace un par de años. Mi edición sigue siendo la horrible primera edición de Salamandra con los bordes amarillos… pero poco a poco iré coleccionando los nuevos (aunque la segunda portada no me gusta mucho, pero la primera es muy bonita, si la encuentro la pondré).
Y esa nueva información hizo que tuviera ganas de releer la serie. No voy a darme el atracón y a leerlos todos seguidos, porque eso ya lo he hecho alguna vez y ahora no tengo demasiado tiempo para sentarme cuatro días sin levantarme de la silla devorando uno tras otro. Pero espero poder acabar con los demás durante el año que viene, claro que para eso me los voy a tener que meter en el ipad.
Hacía muchísimo que no leía el primer libro, el que se lleva mi récord indiscutible de relecturas (esa palabra que no existe) es el quinto y creo que el que menos veces he leído ha sido el segundo, en competencia con el sexto. El primero si que lo he vuelto a leer alguna vez pero no tantas como el quinto y había muchas cosas que apenas recordaba.
Me hace gracia volver a ver a Harry tan pequeño y tan ignorante de todo lo que le rodea. Es curioso como tanto tiempo después se vuelve a descubrir Hogwarts con la misma ilusión que al principio… aunque siga habiendo cosas que nunca le perdonaré a Rowling.
Yo todavía soy de las que espera que un día le de un ataque de locura transitoria (¿o de cordura?) y decida reescribir el sexto y partes del séptimo ¡la esperanza es lo último que se pierde!

