La distancia entre tú y yo
Hoy entramos en terreno peligroso porque tras una novela juvenil aparentemente inofensiva se esconden demasiados tópicos machistas que pueden pasar desapercibidos, especialmente pensando en el público al que esta novela va dirigida.
La historia empieza con Caymen, una chica que vive con su madre sobre su arruinada tienda de muñecas. Desde el primer momento nos dejan claro que son pobres y que probablemente el dinero que les queda no durará mucho, porque la tienda, que también dejan claro que es el sueño de la madre, no funciona. Caymen no quiere ocuparse de la tienda pero se siente con la obligación, tienen una muy buena clienta que es una señora rica que al parecer es la única que consigue mantener el negocio medio a flote. Ella encarga muñecas y un día manda a su nieto a recoger una de ellas, el chico ya había estado en la tienda antes y, según Caymen, se había comportado como un arrogante, porque ella odia a los ricos. Pero ahora que sabe que es el nieto de esta señora no lo puede tratar mal.
Y ¡oh sorpresa! Tenemos amor a primera vista, por parte de ambos ¿eh? no nos vayamos a pensar. Lo que pasa es que los dos son demasiado orgullosos para admitirlo, como no, es como si nunca hubiéramos leído sobre eso. Así que ahí empiezan sus jueguecitos, uno de los más horribles para mí es como él bebe del café que siempre le lleva a ella primero, porque jo que guay que alguien beba de tu bebida antes que tú, que romántico… ni que viviéramos en la edad media y tuviera que probar si la copa está envenenada. Y si en algún momento él no lo hace, él no bebe antes de su café, ella asume que está enfadado porque ¿cómo es posible que no esté mostrando su superioridad como hombre? Además como hombre rico y poderoso frente a una sucia rata que no llega a fin de mes, no lo olvidemos.
El libro está escrito en primera persona y siempre desde el punto de vista de ella, con lo que podemos ver que él ocupa casi la totalidad de sus pensamientos. Está todo el día pensando en él, en que estará haciendo, en si le gustará, en los problemas en los que se va a meter con su madre porque su madre también odia a los ricos, en las cosas a las que estaría dispuesta a renunciar por él, etc, etc, etc.
Además también se aseguran de mostrar que Caymen es diferente y no es como las otras chicas, ella para empezar tiene un sentido del humor irónico y sarcástico porque oye ¿qué sería de la literatura juvenil sin protagonistas con sentido del humor irónico y sarcástico que las diferencia del resto de chicas sin sentido del humor? No tiene amigas, cosa que tampoco nos sorprende porque también lo hemos leído mucho ¿verdad? Su única amiga también es una rarita como ella, especial y diferente, nada de parecerse al resto de las chicas, que tampoco es que nos digan como son pero ya asumes que son todo lo malo. Además con su única amiga solo hablan de chicos y de novios, porque ya sabemos que es de lo único que pueden hablar esas chicas que son tan diferentes al resto y tan especiales.
Luego la madre es la reencarnación del mal, como no, tampoco es una sorpresa. Madre castradora que no quiere que su hija salga con alguien rico que la va a hacer sentir inferior… mejor que salga con el de la banda de música que es un baboso sobón, pero no es rico y eso le da puntos.
Y ya cuando se destapa el pastel de la verdadera naturaleza de Caymen es que no puede ser más ridículo…
Es un libro que llevaba desde enero o febrero en mi estantería, que había ido dejando porque tenía lecturas pendientes y que finalmente no ha aportado nada bueno a mi vida. Me asusta pensar que haya adolescentes tragando esta clase de porquería machista sin respirar, que se siga alimentando que tenemos que esperar a que llegue nuestro príncipe azul, que ese príncipe azul estará por encima de nosotras y que incluso beberá antes de nuestras bebidas o probará antes nuestros platos (ay, es que se preocupa por ti… no vayas a comer mucho y te pongas gorda) y que debemos hacer sacrificios por tenerlo a nuestro lado.
Para mí esto no es nada recomendable, a menos que lo leas preparada para identificar las barbaridades que se dicen en él. Algún día las estanterías de las librerías estarán libres de esta clase de historias que siguen alimentando estereotipos, algún día.

