Voz
Voz es un libro con el que tengo sentimientos encontrados. El principio es brutal, hay momentos en los que tienes que dejar de leer porque la situación es tan real que asusta. Tiene cosas como
No tenéis ni puñetera idea, señoras. Ni puñetera idea. Estamos en un tobogán precario hacia la prehistoria, chicas. Pensadlo. Pensad dónde estaréis, dónde estarán vuestras hijas, cuando los tribunales echen el reloj atrás. Pensad en palabras como “permiso conyugal” y “consentimiento paterno. Pensad en despertaros una mañana y que resulte que ya no tenéis voz en nada.
Y como eso un montón de cosas en la primera mitad del libro, dónde denuncia la situación en la que estamos y a la que podríamos llegar si todas (y todos) seguimos tragando el discurso misógino en contra de las mujeres. En ese sentido si me recuerda a “El cuento de la criada” como dice en la portada, a ese momento en el que no les parece que pueda pasar lo que pasó, en el que no lo ven venir hasta que no lo tienen encima y es demasiado tarde para poder reaccionar. Como poco a poco van recortando en libertades y a todo el mundo le parece normal, el pasotismo de la sociedad ante los cambios porque no les parece que vaya en serio o que vaya a tener ninguna consecuencia real y esa consecuencia es que las mujeres se quedan sin voz, literalmente, porque llevan un dispositivo en la muñeca que si hablan más de la cuenta les da descargas eléctricas.
Así que todo el principio del libro está muy bien y recuerda a muchas cosas que estamos viviendo actualmente o que hemos podido llevar a ver (no sé si habéis visto el “documental” que hay circulando por youtube que se llama algo como “mujeres extraordinarias: mujeres sumisas”, pero es de traca… y defiende exactamente la idea que se transmite al principio de este vídeo, que el mundo sería un lugar mejor si las mujeres nos ocupamos de lo nuestro, de cuidar a nuestro marido y nuestra casa y mientras más calladitas mejor), pero a partir de la mitad del libro la cosa se dispersa y se pierda en una trama de conspiración sin sentido.
Y es que un libro debe ser verosímil y llega un momento de esta historia que no lo es y que parece una ida de olla total. Es una pena, porque empieza muy bien, pero da la sensación de que la autora quería poner todo eso sobre la mesa, el auge de la ultraderecha en todo el mundo y las consecuencias que eso puede tener para la sociedad, especialmente para una parte de esa sociedad, pero luego se pierde en una historia sin ningún tipo de sentido de pruebas médicas y lobotomizaciones que es imposible que te la puedas creer. Porque de pronto los malvados se convierten en malvados porque si, porque quieren el poder y quieren controlar a todo el mundo sin importarles el estado de esos a los que quieren controlar, el típico malo que es malo porque lo es y tiene ansias de controlar por ansias de controlar, un malvado de película disney, que casi nunca tiene motivaciones más allá de tener el poder y es bastante ridículo.
Así que toda la primera parte del libro, la que invita a reflexionar, esta muy bien, pero la segunda en la que los malos son malos porque si pincha totalmente. Porque al final estás diciendo que el mundo podría ser así porque hay malos malotes que quieren controlarlo todo y que sin malos malotes podemos estar tranquilos porque no vamos a llegar a esos extremos.
De ahí mis sentimientos encontrados. Me quedo con la primera mitad del libro pero la segunda es para echarse a llorar y olvidarla por completo…

